Su pintura está influenciada por la vida cotidiana, lo que ve a su alrededor, sus vivencias y su continua búsqueda del cuadro perfecto, a veces bocetea y otras va directo al lienzo estableciendo un diálogo con el cuadro para saber cuándo ha terminado.
El estilo de Max Sanz puede ser clasificado como neofigurista y fauvista por el tratado del color; un tema recurrente en su obra es el circo y sus ironías.

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​Para mí, pintar es fundamental para vivir, representa todo, es como respirar, comer o dormir, no veo mi vida sin el acto de crear realidades, ficciones y anhelos a partir de un lienzo en blanco. Al pintar el artista y la obra se conectan y son uno, los diálogos se vuelven más profundos y sin temor se da un enfrentamiento con la tela.